martes, 12 de octubre de 2010

Perfil





SUJATA BHATT nació en Ahmedabad, India, en 1956, pero se graduó en el taller de escritores de la Universidad de Iowa y ahora vive en Alemania con su marido y su hija, tras haber trabajado en Estados Unidos y Canada, donde fue escritora visitante en la Universidad de Victoria, en la Columbia Británica. En su lengua de adopción, el inglés, ha escrito sus libros y entre ellos, "Brunizen", que obtuvo los premios "Alice Hunt Bartlet" y "Commenwealth" de Poesía (1988), "Monkey Shadows" (1991), "The Stiking Rose" (1995), la antología "Point not point" (1997), "Augatora" (2000) y "A colour for solitude" (2002), poemas que se centran en la obra de Paula Modhersen-Becker y su relación con Rilke. Ha sido traducida a más de doce lenguas y ha recibido el "Cholmondeley Award" (1991) y el premio Tratti de Italia (2000). El libro "Augatora" fue traducido al español por Clara Janés (ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2003).


Las voces

Primero el sonido de un animal
inimaginable.
Luego: el susurro de un insecto, el silencio de un pez.
Y después las voces se tornan más y más altas.
La voz de un ángel que recién ha muerto.
La voz de un niño que se niega
a convertirse en un ángel con alas.
La voz de los tamarindos.
La voz del color azul.
La voz del color verde.
La voz de los gusanos.
La voz de las rosas blancas.
La voz de las hojas arrancadas por las cabras.
La voz de la escupida de una serpiente.
La voz de la placenta.
La voz del latido del corazón del feto.
La voz del cuero cabelludo del cráneo
cuyos cabellos cuelgan detrás de una vitrina
en un museo.
Solía pensar que había
sólo una voz.
Solía esperar
pacientemente a que esa voz regresara
y volviera a comenzar el dictado.
Estaba equivocada.
Ahora ya no puedo contarlas.
Ya no puedo
tomar nota de lo que quieren decir.
La voz del fantasma que quiere
morir una vez más, pero esta vez
en un cuarto mejor iluminado y con fragantes flores
y con otros parientes.
La voz del lago congelado.
La voz de la niebla.
La voz del aire mientras nieva.
La voz de la niña
que aún ve unicornios
y conversa con ángeles cuyos nombres conoce.
La voz de la savia del pino.
Y después las voces se tornan más y más altas.
A veces las oigo
reírse de mi confusión.
Y cada una de las voces insiste
         y cada una de las voces sabe
que es la única y verdadera.
Y cada una de las voces dice: sígueme
sígueme y te llevaré de la mano



El Kama Sutra contado de nuevo

Entonces Roman Svirsky dijo
“es ilegal en Rusia escribir
sobre sexo
de tal manera que
para Vasily Aksyonov
es importante escribir sobre ello”

Te ríes
pero yo quiero saber
cómo romperíamos el largo silencio
si estuvieramos bajo esas mismas reglas.

No basta con decir
le besó los huevos,
le lamió toda la verga,
su lengua no podía parar.

Y es que él piensa en el primer día:
ella mira hacia otro lado
mientras se quita la camiseta
los blue jeans, las bragas, el brasier.
Ni siquiera voltea a verlo
hasta que ya está en el lago,
con el agua clara hasta el cuello
pero inacapaz de ocultar su piel.

Nadan
hasta las islas
pero él no recuerda haber nadado;
sólo rozar su pierna
una vez, y después sumergirse
bajo sus muslos y estar bajo el agua
lo suficiente para echar una buena mirada,
salir a respirar y observar
su pelo negro flotando liso,
y observarla después
escalar
las piedras, para salir del agua.

Ella no sabe qué decir,
Él desearía que fuesen cisnes,
los cisnes de Yeats
que no tenían necesidad de hablar
y podían deslizarse siempre
por otros mundos;
mágicos, aunque rozando carrizos de verdad.

El sol le da a ella en los ojos
por eso se acrecan a los pinos.
Al tocar sus pezones
él no sabe
quién de los dos está más sorprendido
(años después él recuerda esa mirada,
el modo en que sus ojos se agrandan).
A él le sorprende
que ella quiere que le bese
una y otra vez los pezones
porque ella tiene apenas diecisiete años le sorprende
que sus pechos están tan llenos.
A ella le sorprende
lo rico que se siente
porque él apenas tiene diecisiete años le sorprende
que pueda ser tan tierno
y tan duro dentro de ella,
así como agujas de los pinos
pueden ablandar la tierra.
¿En dónde termina la tierra
y empieza ella?

Debió haberse tragado el cielo
el lago, y todos los bosques
veteados de senderos marrón ámbar;

ya que ahora una enormes alas blancas
van descendiendo entre
sus muslos, aleteando más fuerte
por su pecho,
el pico
acariciándole la columna
las plumas hormigueándole la piel,
la sangre adentro
de sus ingles se hincha

mientras unas alas arremeten por salir,
arremeten.

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