miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ya soy adulto

¿Qué significa ser adulto?. Seguro que cada uno de mis queridos lectores tiene una brillante respuesta para una pregunta tan existencial. ¿O no? Algunos dirán que no tiene nada que ver con la edad, otros hablarán de las responsabilidades que conlleva o a lo mejor algún listillo tratará el tema desde un punto de vista antropológico. ¡Qué maravilla!. Desde esta humilde atalaya, que es la blogosfera, hablaré de mi, de ti y por supuesto de mi. La adolescencia es una época convulsa. Un servidor pasó por ella sin mas pena que gloria, todo estaba en efervescencia. Lo mejor estaba por llegar o eso creía yo. Cuando cumplí la mayoría de edad, a diferencia de otros, no ví en esa cifra algo trascendental, no es que sea muy fan de festejar los cumpleaños, pero chico, a uno siempre le hace ilusión tener algo que celebrar. Lo que en un principio parecía ser una época de mayor libertad significó una adoración al w.c. Sí, el water, el inodoro, el excusado o el retrete. La ingesta de alcohol era tal que las mañanas de domingo eran todo un suplicio. La resaca fue mi mas fiel compañero. ¡Qué maravilla ser adulto!

Hice muchos amigos durante esos años: Absolut, Ballantines, J&B y un largo etc. ¿Cómo iba saber lo que realmente me gustaba sin haber probado todos los productos del mercado?. No todo iba a ser jarana y alegría. Para recordarme esto ya estaba mi santísima madre “Si quieres ser un hombre de bien, buscate un trabajo”. Las madres no se equivocan, eso lo se hoy, pero en aquel entonces solo pensaba en acumular experiencias como quien acumula amigos en el facebook. Dicho y hecho, ya estaba preparado para mi primer contrato basura. Hablar ahora sobre el estado del mercado laboral en España sería tan inapropiado como hablar de física cuántica. Así que a otra cosa mariposa. ¿Independiente? No. Aún sigo viviendo con mi madre. ¡Ojo! Mi madre es una señora y cocina como dios, pero es mi madre. ¡Qué maravilla ser adulto!

Uno llega a ser. Uno espera ser. Ser adulto es ser en un perpetuo caminar por la arena. La arena está bien en vacaciones. Cuando uno tiene a alguien al lado. Pero por regla general caminar por la arena constantemente debe ser tedioso. Dame langostinos pero dámelos en Navidad. Si me atraganto es cosa mía. Uno no se enamora porque quiera, uno se enamora por que no le queda otro remedio y sin darte cuenta estas de mierda hasta el cuello. Amores que trastocan noches impestuosas en busca de un amanecer. Uno se enamora en el atardecer, soñando que el verano llega o que el invierno comienza y de repente sucede algo nuevo. ¿Querer? Querer es ser adulto, es el dominio de una Venus prostituida. Amar en cambio es propio de niños que no saben quienes son, niños que toman la inteligente posición de la sinrazón. Al fin y al cabo todo se reduce a una posibilidad, a un juego de azar. Un juego al que no hemos puesto las reglas. Otra de las fantásticas ventajas de ser adulto...

Me siento perdido en un mar de palabras y resulta que aún no soy adulto. Según la antropología (teniendo en cuenta la edad que tengo) resulta que soy un postadolescente. Entonces, ¿debería cambiar el título de esta entrada? ¿Ya soy postadolescente?. Supuestamente la postadolescencia se sitúa entre los 17 y los 25 años, osea se, que aún me quedán un par de años para disfrutar de la edad del pavo.  Otro claro ejemplo de como el síndrome "peter pan" se ha apoderado de la sociedad. Todos conocemos la anécdota del madurito que por revitalizar cuerpo y mente compra un ferrari o de aquella mujer con poder que fija su mirada en un yogurín, nada que reprocharles. Viven una juventud que creen perdida y que se diluye con la facilidad que tiene todo lo material. ¿Qué maravilla ser adulto?.


ZIGMAT

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