Autor: David Mamet Dirección: Julio Manrique Intérpretes: Iván Benet, Pol López, Marc Rodríguez, Andrew Tarbet (como locutor de radio) Escenografía: Lluc Castells con la colaboración de Irene Martínez Vestuario: María Armengol Iluminación: Jaume Ventura Espacio Sonoro: Dani Aznar Producción: Teatre Lliure. Funciones Teatro de la Abadía de martes a sábado 20.30 h. y domingo 19.00h.
La obra, estrenada en 1975, le sirvió de trampolín al dramaturgo, guionista y director David Mamet para darse a conocer en el mundo del teatro y el cine. El director Julio Manrique, elige esta vez American Buffalo, su segundo Mamet, junto a la producción del teatro Lliure y no le sale nada mal. La trama nos sumerge en el mundo de los perdedores, tres personajes, sin demasiadas luces para llevar a cabo el robo de unas monedas de colección. La paranoia sembrada por uno de los personajes; Teach y padecida por Don y Bob, hace imposible la realización del plan que desemboca en un rotundo fracaso.
La acción se desarrolla en una abigarrada tiendas de cachivaches en algún lugar perdido de los Estados Unidos, que se convierte en el centro de operaciones. La escenografía en una especie de horror vacui de objetos inservibles de todo tipo, ocupa plenamente la escena y nos sugiere también un exterior tras una puerta de cristal, por la cual vemos a los personajes llegar e irse en distintos tiempos y bajo diferentes condiciones climáticas.
En este lugar lleno de antigüedades transcurre la historia de estos tres antihéroes. Don (Iván Benet) propietario del negocio, su joven ayudante Bob (Pol López) que tiene problemas con las drogas y Teach (Marc Rodríguez) que aparece para romper el orden, entre otras cosas. La deslealtad, el egoísmo y la torpeza emergen de estos tres granujas que se salen de quicio hasta llegar a la violencia psíquica e incluso física. La actuación de Marc Rodríguez, que en un inicio parece un poco exagerada, va acomodándose a los largo de casi dos horas de representación en las que el actor mantiene todo el tiempo un ritmo frenético que lo deja sin aliento a él y a nosotros. Iván Benet, antagonista de Teach muestra un trabajo sólido y convincente. La frescura del joven Pol López en sus recurrentes apariciones e interrupciones lo convierten en una revelación.
La tragedia, como Mamet la denominó, no lo parece tanto a través del ojo de Manrique. El absurdo de las situaciones, sumado a la oposición del ritmo interno de los personajes de Don y Teach, crea, por medio de frenéticas replicas y abruptos silencios una partitura intensa y emocionante que desemboca en la carcajada.
Cabe destacar la frescura del lenguaje que imita la realidad de la calle de una manera convincente y una dirección muy acorde con el espíritu del autor que nos deja con la sensación de haber visto buen teatro.
ÁNGEL DE AZA
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