
No resulta extraño que una mujer de 79 años haya posado sus preciosos ojos en la red social del microblogging, el “tuiteo” o literalmente el “picoteo”. Bajo el nombre de DameElizabeth compartía con sus seguidores esos pensamientos que sobrevolaban su cabeza durante esas largas esperas entre una operación y otra. De quirófano en quirófano. Twitter se convirtió en el espejo de su sufrimiento. El sufrimiento en menos de 140 caracteres. Decido ir tras las huellas de Liz Taylor en twitter. Primer paso: crearme un perfil. Me adentro en la red social bajo el nombre de Zigmat. Segundo paso: convertirme en seguidor de ese monstruo de la pantalla. ¿Cuál es mi sorpresa?. Una mujer serena que ama los pequeños detalles de la vida. Un ejemplo, uno de sus tweets pertenecientes al pasado año, habla de lo maravilloso que es ver crecer las orquídeas en su jardín. La sencillez y la vida sosegada llamaron a su puerta tras varios fracasos matrimoniales, algún que otro coqueteo con alguna sustancia no del todo legal y una carrera coronada por la Academia de Cine en dos ocasiones.
Un día, Liz Taylor decidió compartir con el mundo todo aquello que la emocionaba, todo aquello que la atormentaba o simplemente aquello por lo que lloraba. 140 caracteres no son suficientes para recordar la vida de una mujer transformada en icono. Suspendida en el tiempo por los siglos de los siglos. Twitter perecerá. Ella vive eternamente en cada uno de nosotros. O por lo menos así lo siente un servidor. No tengan en cuentan las cursilerías, son de las que aparecen a las tres de la madrugada.
ZIGMAT
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