miércoles, 28 de marzo de 2012

Mensaje para el Día del Teatro




Teatro. Historia del teatro. Literatura dramática. Historia de la literatura dramática. Es - pectaculo.

            Señorita Julia.- No se mira, fuera de aquí

            Danton.- Somos paquidermos

Unos utilizan la escena para gritar que hay que destruirlo todo. Otros dicen que hay que construir, entretener, estremecer... Muchos retoman las palabras de los maestros de antaño. ¡Otro montaje más! dicen los más exigentes.
Y todo está bien, todo está bien...
Cada mochuelo a su olivo.

Algunos se congratulan con los clásicos, van al teatro como al museo del Prado.

           Stockmann.- ¿Verdad que resulta una bendición ver comer a la gente joven?

El futuro es de los valientes y hay demasiada necesidad de temblar y hacer temblar. De salir del teatro con el pecho henchido, con las convicciones fragmentadas. Y conocer, conocerlo todo.

             Hamlet.- Y todo lo demás es silencio.

Adelante. Adelante. Adelante


Fabricio Barreiro

¡A los teatros!

Para un pueblo como el español, tan acostumbrado en estos aciagos días a manifestar su voluntad sobre cualquier cosa pública, qué mejor día que hoy para expresar su capacidad de movilización ante las cuestiones de capital importancia. Y sí: el teatro es una de ellas. Ya en 1928, cuando este país sufría el yugo de la falange, un tipo apellidado García Lorca, y que sabía un poco de esto, hacía esta afirmación que bien podría ser un llamamiento: “el teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la edificación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso”. Expresivo y útil instrumento. En esta época en la que parece que todo pertenece a unos pocos que cada vez quieren más y que sólo saben monologar sus estrategias, qué mejor forma de reivindicar lo público, lo de todos, que defendiendo nuestro teatro. Esto es, salir a las calles a protestar y seguir protestando dentro del teatro. El teatro como protesta porque el teatro sí que somos todos. El teatro como creador de nuevas realidades posibles porque esta realidad sólo puede satisfacer a los que la han creado; porque en la asamblea que es el teatro, en donde todos hacemos falta, podemos empezar a dialogar lo que de verdad nos importa y convertir nuestros deseos, capacidades y nuestra mala ostia en realidad. Qué mejor día que hoy para salir a la calle y entrar en los teatros, recuperar los espacios que son nuestros, y comenzar la necesaria y urgente edificación de este país, que no está esta hecho de ladrillo como nos han hecho creer, sino de ganas de cambio, las cuales, deberían hoy reventar el barómetro del que hablaba Lorca.

martes, 27 de marzo de 2012

Me gusta el teatro




Me gusta el teatro. Me gusta el teatro porque al teatro va mucha gente y a mi me gusta la gente, porque la gente da codazos y a la gente le huele el sobaco y se cuela en la taquilla y siempre intenta ir gratis y tose y come caramelos que hacen mucho ruido.
Me gusta el teatro porque en el teatro siempre hace mucho frío o mucho calor y nunca sabes dónde dejar la chaqueta, porque la gente se cuela en la fila del ropero y siempre faltan perchas. A mi me gusta el teatro aunque haya teatros que no tengan ropero.
Me gusta el teatro porque la gente habla mucho a la entrada y a la salida y se dan ramos de flores y yo siempre me quedo solo. Porque hay que aprender que no se puede ir solo al teatro; porque si vas solo, sentirás en tus carnes el verdadero sentido de la palabra soledad. A mi me gusta el teatro porque a los actores les aplauden mucho aunque lo hayan hecho muy mal y en los estrenos la gente se levanta y dice: ¡Bravo!
A mi me gusta el teatro porque me gusta que me duela el culo, el hueso del culo, y al estar sentado dos horas, me levanto y aplaudo. Aplaudo mucho. A mi me gusta el teatro porque me gusta aplaudir y porque a veces echan mucho humo y a mi me gusta toser porque soy asmático y siempre hay señores vestidos de negro fumando en la puerta.
Y me gusta el teatro porque nunca me invitan al teatro y porque no me invitan al teatro tengo que comer macarrones siete veces a la semana. Y a mi me gustan los macarrones. Aunque no me gustan los macarrones tanto como el teatro.
Y me gusta el teatro porque me gustan que me cuenten mentiras y me gusta creer en las mentiras. Me gusta porque hay gente que se cree importante por ir al teatro y a mi me gusta que la gente se crea importante, si ellos quieren sentirse importantes.
Y me gusta porque a la gente también le gusta el teatro, aunque no se note. Y me gusta porque el teatro siempre está en crisis y cuando hay crisis está en mucha más crisis, porque la gente del teatro siempre tiene que ser la más en algo.
Y me gusta el teatro porque el teatro es un capricho.
Y me gusta el teatro a pesar de todo esto.

Irene Ochoa

La manifestación ideal. Día Internacional del Teatro, 2012.






(Escenario que simula una pantalla de televisión gigantesca.
Manifestación por la calle de Alcalá. La gente se agolpa. La marea humana va en dirección a la Puerta del Sol)

Corresponsal desde la calle. Y aquí estamos en pleno centro de Madrid donde la Huelga nacional está teniendo lugar. Mucha gente se ha dado cita para....Bueno les dejaremos, amigos... Que ustedes mismos comprueben la euforia con la que los manifestantes exigen sus derechos.

Cristina. ¡Queremos escuelas públicas de calidad!
Todos. ¡El pueblo unido, quiere trabajos dignos!
Lalo.¡Empleo digno!
Asunción. ¡Salud pública para todos!
Todos. ¡El pueblo unido jamás será vencido!
Cristina. ¡La derecha nos asfixia! ¡No al co-pago!
Asunción. ¡La izquierda ahora es ambidiestra!
Lalo. ¡Todos son unos corruptos!

(Pausa. Los tres amigos Lalo, Cristina y Asunción se detienen en medio del tumulto)

Cristina. Oigan chicos.. No sé vosotros pero yo ya estoy muerta de gritar...
Lalo. Pues no sé a ciencia cierta qué coño hacemos aquí, bajo este sol. En el balcón del ayuntamiento solo hay palomas que no paran de cagar. Si al menos esto fuera la fiesta del Orgullo me deleitaría mirando paquetes y músculos de los tío buenos.
Asun. Y hasta que lleguemos al Oso no te digo nada lo que falta.
Lalo. (Pensativo) Oigan chicas. Ahora que vamos por la calle de Alcalá ¿sabéis que me viene a la mente?
Cris y Asun. No ¿Qué?
Lalo. (Soñador) Pues, no sé. Me recuerdo de aquellos...
Cris. ¿En qué estás pensando, maricón?
Asun. Sí, dínoslo. No nos dejes en ascuas.
(Lalo sale corriendo)
Asun. Oye, ¿y este a dónde va?
Cris. Pues no lo sé. Al parecer se ha metido en...¿Qué pone allí..?
Asun. ¿Qué pone dónde?
Cris. ¿Pues donde va a ser mujer? En la entrada de la tienda donde ha entrado Lalo.
Asun. (Intentando descifrar el carel) Dis...disf.
Cris y Asun. (Mirándose una a la otra) ¡Disfraces Paco!
Cris. Mira Asun. Creo que me voy para mi casa. A ver si cuando llego por lo menos uno de mis hijos ha conseguido trabajo.
Asun. Pues yo tengo un hambre. Creo que me voy a la plaza de la Luna donde las monjas dan de comer.
(Las dos al ver que se acerca Lalo con trajes de chulapa y mantones)
Asun. ¿Estás viendo lo que yo?
Cris. ¿Pero...?
Cris y Asun. ¡¿Qué?!
Asun. Pero...¿Dónde?
Cris. ¿No pretenderás...?
Lalo. Nada de peros. ¡Andando! Metámonos en la salida del metro Sevilla.
(Tras unos minutos se escuchan desde las escaleras)
¡Arriba chicas a escena!
(Salen ataviados con los trajes y mantillas. Avanzan enganchadas de los brazos)
Lalo. Le devolveremos a esta calle lo que siempre fue. El escenario del sainete y la zarzuela.
Cris, Lalo, Asun. (Cantan) ¡Por la calle de Alcalá, con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera la florista viene y va y sonríe descará por la acera de la calle de Alcaláaaaaaaa!
(Todos los miran atónitos. El grupo de Mariachis que siempre está en la puerta del Sol comienza a acompañarles con la música.
Lalo. (Yendo hacia una gitana que vende flores le compra un ramo y se une a las otras dos. Le ofrece una flor a un viejo y este la sigue)
Lalo. (Dirigiéndose al viejo cantando) ¡Llévame a la verbena de San Antonio, que por ser la primera no quio faltar. Llévame del bracero chulapo mío que en el gentío me perderé...!
(El viejo se arranca con las coplas de Don Hilarión y toma del brazo a Asun y a Cristina)
Viejo. Una morena y una rubia hijas del pueblo de Madrid. Le dan al opio con tal gracia que no se puede resistir.
(La gente les hace un corro y tararea con ellos las canciones. Muchos van a las tiendas de mantones y abanicos y salen ataviadas anacrónicamente de chulapas y macarras) De repente una chica con pintas de machorra se les une y canta el pichi)
(Corresponsal contrariada ante el raro bullicio)
Corresponsal. (Contrariada) Pues...No sé queridos amigos. La huelga y manifestación están tomando unos rumbos que...
Chica. Pichi. Soy el chulo que castiga. Del Portillo a la Arganzuela porque no hay una chicuela que no quiera ser amiga de un seguro servidor.
Lalo. Oye guapetón. No pierdes oportunidad para sacar tu hombría.
Chica. (Con chulería) Anda que tú...¡Chulapona!
Lalo. (Dirigiéndose a todos) ¡Venga! ¡¿Y qué queremos todos?!
Todos. ¡Verbena! ¡Verbena!
(Todos cambian de rumbo hacia Lavapies)
Todos. ¡Por la calle de Alcalá con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera, la florista viene y va y sonríe descará por la acera de la ca-lle de Al-ca-láááááááááááááááááááááááá.
(La corresponsal corre tras ellos)

Telón


Habaguanex

domingo, 25 de marzo de 2012

Manifiesto antiguo para un teatro nuevo. Día Internacional del Teatro, 2012.



El Teatro. El Mundillo del Teatro. Los teatreros. La farándula. Etcétera. Etcétera. Y llegan los cómicos, cargados de bártulos para actuar en provincias, y dicen que quieren tener un día, ¡un día! Descargan su roñosa furgoneta en la plaza del pueblo, ocupan con sus armatostes todos los bancos y braman: ¡El Día Internacional del Teatro! ¡Larga vida al Teatro! ¡Teatro, Teatro, Teatro! ¡Abrase visto!, igualito que si fuesen veteranos de guerra, ¿no les dará vergüenza? Después de esto, bien puedo caerme muerto, pues no hay ninguna cosa -por increíble que parezca- que me quede por ver. Y empiezan a poner tablones, sacan una tela roja y yo me pregunto: ¿no será mejor que venga un baile?, una verbena de esas de por la noche para agarrarse a las chavalitas y no esta panda de desarrapados. Incluso han traído un perro que merodea por aquí. Se me acerca uno y me pregunta que dónde hay un bar: en casa de la Remedios, pero no es para forasteros. Así que mejor me voy, por no aguantarlos, y ya esta noche regreso con un kilo de tomates bien maduros que se están pudriendo en el huerto.

-      ¡Paca! ¡Paca! Vamos a la plaza, ¡qué han venido los titiriteros!
-    Pero… ¿este año los vas a querer ir a ver? Mira que yo no quiero que me dejes en ridículo delante de la vecindad.
-    Que sí, mujer, que este año me voy a acercar; que se han pasado la tarde montando un estaribel que tiene hasta luces. Como cuando viene la feria.
-      ¿A dónde vas con ese canasto?
-      Un presente que les llevo, mujer. Venga. Tira. Que llegamos tarde.

Se ha reunido todo el pueblo. No entra ni el zumbido de una mosca. ¡Menuda convocatoria!, y la mujer me dice que me calle, que no la dejo escuchar. Ahora va y sale uno con una flauta ni sabrá… oye… oye que no lo hace nada mal. Y viene otro y… ¡ay!, qué historia más bonita, qué risa, qué personaje. Pues no parece que todo esto es igualito a lo que me pasa a mí. ¡Bravo! ¡Bravo!
-     
       ¡Qué bonito es el Teatro, Paca! ¡Qué bonito!
-      Pues yo te lo había dicho.

No uno. No uno, Paca. Sino todos los días. De pueblo en pueblo, trabajando, haciendo de reír. Estos si saben poner a la gente a gusto, aunque sea por una hora. Todos los vecinos juntos, atentos a todo eso que pasa allá arriba. Mejor que los veteranos de guerra. Y han venido hasta con un perro. ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Qué bonito esto del Teatro, Paca! ¡Qué bonito!


Irene Ochoa

jueves, 22 de marzo de 2012

Mensaje Día Internacional del Teatro


Mensaje del Día Internacional del Teatro 2012
Por John Malkovich

El Instituto Internacional del Teatro-ITI de la UNESCO me ha honrado con su petición de realizar este mensaje en la conmemoración del 50 aniversario del Día Mundial del Teatro. Voy a dirigir estas breves consideraciones a mis compañeros del teatro, mis pares y camaradas.
Que vuestro trabajo sea convincente y original. Que sea profundo, conmovedor, reflexivo y único. Que nos ayude a reflejar la cuestión de lo que significa ser humano y que dicho reflejo sea guiado por el corazón, la sinceridad, el candor y la gracia. Que superéis la adversidad, la censura, la pobreza y el nihilismo, algo a lo que, ciertamente, muchos de vosotros estaréis obligados a afrontar. Que seáis bendecidos con el talento y el rigor necesarios para enseñarnos cómo late el corazón humano en toda su complejidad, así como con la humildad y curiosidad necesarias para hacer de ello la obra de vuestra vida. Y que sea lo mejor de vosotros - ya que será lo mejor de vosotros, y aun así, se dará sólo en los momentos más singulares y breves - lo que consiga enmarcar esa que es la pregunta más básica de todas: “¿Cómo vivimos?” ¡Buena Suerte!


Mensaje Día Internacional del Teatro para la Infancia y la Juventud 2012, por Suzanne Lebeau: aquí.
Mensaje Día Internacional del Títere 2012, por Joan Baixas: aquí.

Mensajes del Día Internacional de otros años: aquí.

miércoles, 21 de marzo de 2012

El síndrome de relevo


De: Lucía Vilanova. Dirección: Salva Bolta. Escenografía: Paco Azorín. Vestuario: Ikerne Giménez. Iluminación: Luis Perdiguero. Diseño de sonido y música original: Luis Miguel Cobo. Vídeo: Emilio Valenzuela, Eduardo Moreno. Elenco: David Castillo, Carmen Conesa, Adolfo Fernández, Teresa Lozano, Macarena Sanz, Samuel Viyuela, Ileana Wilson. Teatro Valle-Inclán. Sala Francisco Nieva. Centro Dramático Nacional. Del 11 de noviembre al 23 de diciembre de 2011.

El Centro Dramático Nacional ha empezado a programar obras de dramaturgos españoles que realizan un riguroso y comprometido trabajo con el teatro. En esta temporada, la última programada por Gerardo Vera, podremos disfrutar de Roger Bernat, Guillen Clua o, como es el caso que nos ocupa, Lucía Vilanova, que se ha estrenado en el Teatro Nacional con Münchhausen, texto galardonado en el año 2007 con el Premio Assitej de teatro para la infancia y la juventud.
La obra nos cuenta la historia de Nick, niño que sufre el Síndrome de Münchaussen a lo largo de varios años. Su madre, interpretada por la actriz Carmen Conesa, le causa enfermedades para que permanezca bajo su atención. El texto se desarrolla con facilidad si se conocen algunos de los síntomas de la dolencia y se obvian las coletillas que repiten, una y otra vez, algunos de los personajes.
La puesta en escena que firma Salva Bolta adolece de algunos elementos superfluos como el abuso de los audiovisuales o el excesivo esteticismo, aunque se fija, acertadamente, en la interpretación actoral.
El espacio escénico del espectáculo es limpio, de colores neutros, y matizado en por ecléctico vestuario: vestido de los años cincuenta para la madre y caracterización gótica para la hermana de Nick, Sofía, interpretada con acierto por una espontánea y fresca Macarena Sanz. Samuel Viyuela pone la voz al hermano muerto de Nick, personaje con fuerza y poco explotado por la autora.  David Castillo, el Jonathan de la serie televisiva Aída, da movimiento al protagonista de forma sorprendente, a pesar de la dificultad del papel. Una espectacular abuela, interpretada por la interesante veterana de las tablas Teresa Lozano; la criada, personaje ágil y de escasa carga dramática, defendida por Ileana Wilson y el padre, Adolfo Fernández, bien interpretado a pesar de su escasa presencia, completan el reparto. Carmen Conesa, la madre, realiza una de las interpretaciones menos destacables de su amplia trayectoria.
La escenografía, en dos niveles, ideada por Paco Azorín resulta atractiva y aséptica: juegos de telones, una cama con dosel y muebles elegidos cuidadosamente, como la llamativa cuna con dos mecedoras que aparece abriendo la obra y encuentra su reflejo en otra reproducción corpórea colgada en el techo. Debido al escaso peso simbólico, uno se pregunta, sobre la necesidad de un presupuesto tan elevado en los montajes de esta institución pública.
Al final, el público aplaudió el buen hacer de la dramaturga asturiana, dando un toque a la nueva directiva del Centro Dramático Nacional para que mantenga esta vía abierta y programe autores contemporáneos españoles de forma menos prejuiciada.

Irene Ochoa

miércoles, 14 de marzo de 2012

El teatro se desvanece



Noches blancas. De: Fiódor Dostoyevski. Dirección: Ángel Gutiérrez. Elenco: María Muñoz y Carlos Herencia. Luz: Francisco Caballero. Sonido: Alberto Mayoral. Teatro de Cámara Chejov-
El Teatro de Cámara Chejov cuida al detalle la elegancia, tanto en la antesala del teatro como en el escenario. Ángel Gutiérrez nos brinda una puesta en escena de la novela corta de Dostoyevski Noches blancas.
 
  Se trata de la historia de un soñador solitario –Carlos Herencia– que se encuentra con una dama –María Muñoz– de la que no debe enamorarse pero se enamora. La obra se ha levantado mediante una acertada economía escénica, con sólo tres elementos sobre las tablas: una barandilla, una farola y un banco decimonónicos, trasladando el estilo sobrio y liso de la novela al espacio escénico. Para ello, se colorean dos ambientes opuestos, por los que transitan los dos personajes, otorgándoles significado. La coreografía es muy importante, sobre todo para el carácter de ella, que revolotea por la escena como una mariposa. Y también protagoniza un pequeño excurso musical, dentro del desarrollo lógico de la función, ejecutando una danza digna de un sueño.
  Por un lado, un pequeño rincón íntimo en el frontal izquierdo del escenario, iluminado en rojo cálido y coronado con unas ramitas vegetales que solo insinúan. Por otro, fundido con el anterior por una tenue luz superior, azulada, reflejada sobre la tela del foro, un espacio abierto a la derecha, más frío, ocupado solamente por una farola y la luz fingida que esta proyecta. Todo enmarcado, tras la barandilla que preside la escena, dentro de un teatro limitado por patas de tela blanco puro. Perfecto ambiente para que se desarrolle el diálogo, de profundo sentimiento que sobrecoge, entre los dos personajes.
  Ambos actores se complementan durante toda la obra, evolucionando en escena, reproduciendo ese hablar pausado, penetrante, acorde con el lenguaje del texto. Marcan las inflexiones de voz por la emoción, convenciendo sin hacer echar de menos un naturalismo extremo. Estamos ante un registro que encaja perfectamente con la obra de Dostoyevski: entre naturalismo y afectación poética,  propio de la tradición teatral rusa, de la que procede el director y promotor del Teatro de Cámara Chejov.
  María Muñoz encarna un personaje de gran variabilidad emocional, su naturalidad infantil y expresividad a veces contenida a veces desbordada. Y lo hace impecablemente, pasando del llanto húmedo, de transmitir una profunda e inteligente amargura, a la explosión ingenua de vitalidad. Hasta el punto de que, de acuerdo con el sentido que le han querido dar al texto, no parece protagonizar la historia el soñador sino esta dama, Nastenka, cuya falda enganchó su abuela a la suya con un alfiler, cuando era pequeña, para que no se separara. En cualquier caso, deliciosos los momentos finales de complicidad entre ellos. Solo un apunte: el efecto de ficción, de sueño, completamente mágico, que tiene lugar en un ritual tan cuidado como este, sería más efectivo si no se vieran los focos desde ninguna butaca. Pero quizá fue esto algo puntual. Una ensoñación en cuatro sencillas unidades, cuatro días, cuatro citas, en las que se conocen progresivamente; contemplamos este desarrollo en todos los aspectos de la escena: la iluminación, la coreografía -como ya dijimos-, y por su puesto en la solidez con la que la personalidad de ella se va formando ante nuestros ojos.
  Para terminar, ovación, columpios y pompas de jabón. Este teatro exigente, colorido y melancólico, merece un lugar en el panorama madrileño.

Fabricio Barreiro


domingo, 11 de marzo de 2012

ENRIQUE DÍEZ CANEDO. Nota biográfica


Enrique Díez Canedo (Badajoz, 7 de enero de 1879 – México, 7 de junio de 1944) fue un poeta postmodernista, traductor, crítico teatral y literario. Fue embajador en Uruguay y en Argentina.
Desde muy joven dedicó su atención al teatro: sus primeros artículos de crítica teatral aparecieron en El Globo, de Madrid, en 1908. Al fundarse en 1915 la revista España, y hasta su desaparición en 1924, trabajó para esta adoptando en seudónimo de “Critilo”, al mismo tiempo que, con su propia firma, respondía por la crítica literaria. Posteriormente continuó la doble labor como redactor de El Sol hasta 1933, y la de crítico teatral en La Voz de 1934 a 1936. Por esta razón asistió al estreno de la mayor parte de las obras de autores dramáticos que fueron contemporáneos suyo y también a las reposiciones.
En América colaboró para La Nación de Buenos Aires y El Universal de México, principalmente. Al concluir la guerra civil, siguió ejerciendo la crítica teatral desde México y en otras universidades, mexicanas y norteamericanas, tuvo también a su cargo cursos sobre el teatro español.


Enrique Díez-Canedo


José María Fernández Gutiérrez
Facultad de Letras (U.R.V.) Tarragona


j o s é Luis Martínez

Ex Director de la academia de la lengua española de México

José María Fernández Gutiérrez
Universidad Rovira i Virgili de Tarragona



ENRIQUE DÍEZ CANEDO. Sobre la Crítica.



Referencia al valor que posee la crítica. Articulo publicado al poco tiempo de morir su colega Enrique de Mesa.
“La critica teatral sigue al día las novedades ofrecidas por el cartel. Los periódicos le dan un puesto en sus comentarios de actualidad porque el hecho, el espectáculo, lleva a primer término la obra del autor, sea cual fuere su mérito, en día determinado… ahora bien, por su rapidez misma, como lo requiere la confección y reparto de la hoja diaria, la crítica teatral es, en sentir de muchos, inadecuada para salir de las columnas en que apareció y ordenarse en los pliegos de un libro. ¿Cómo va a durar más de un día lo que se escribió en la alta noche para estar impreso al amanecer…? Sí; la crítica teatral, hecha al día, puede vivir cuando expresa no ya una verdad absoluta o un juicio infalible, cosas ambas no siempre concedidas ni aun a la reflexión más serena, sino cuando, ejercida por quien posee cabal preparación y costumbre de estar en el teatro, expresa un parecer, enfoca una cuestión con sinceridad y lo declara sin miedo a herir vanidades. Si además el crítico de teatro sabe escribir y el cuerpo mismo que reviste su juicio y opinión tiene gallardía y gracia suficientes para vivir su propio jugo, la colección de sus fallos constituirá, a más de un testimonio, siempre apreciable, de una doctrina, provechosa y deleitable lectura… Lo improvisado, en quien con tales garantías trabaja, se reduce tan considerablemente, que toca a la pura forma. Todas las exigencias y todas las severidades, todas las rudezas y todas las ironías del crítico, son como una ofrenda a ese más alto ideal de perfección que sueña para el teatro de España, persuadido de la virtud contenida en nuestra comedia clásica y en nuestro drama romántico, que propone como dechados eternos, sin confundirlos con sus imitaciones ni reclamar en el descendiente el espíritu ancestral, pero anheloso de reconocer en el hilo las facciones del padre; sin confinar tampoco en un nacionalismo sin amplitud su concepto actual del teatro; sin deslumbrarse ante la obra extranjera como un advenedizo, ni negarla como un paleto”.


ENRIQUE DÍEZ CANEDO. Críticas.


1.- Jacinto Benavente y el teatro desde los comienzos de siglo.
Criticas: Benito Pérez Galdós: Electra.
Jacinto Benavente: Memoria de un Madrileño.

2.- El Teatro Poético.
Crítica: Eduardo Marquina: Teresa de Jesús.

3.- El Teatro Cómico.
Critica: Carlos Arniches: Vivir de ilusiones.
Con raíces en la picaresca, y sin haber perdido contacto con el “genero chico”, los dramas grotescos de Arniches llevan, como ha resumido el crítico Fernández Almagro, “a la creación por arbitrariedad; a la emoción por la pista extraña de un burla-burlado de gran linaje: camino magnifico por el que rusos e italianos han traído y llevado lo grotesco, como signo de un moderno concepto del mundo y de la vida. No es una vaga y sencilla relación de tema la que nos lleva a pensar, por ejemplo, en Andreief y su Hombre que aguanta bofetadas, esa sorprendente tragedia grotesca de Arniches, Es mi hombre, que no es la única de su autor gracias a la cual se establece un contacto insospechable entre nuestro teatro y determinadas direcciones de la literatura dramática extranjera. Es curioso que marque esta relación un autor tan castizo como Arniches. Castizo y universal en su última raíz imprevista: no cabe mayor transfiguración del sainete”.

4.- La Tradición Inmediata.
Crítica: Enrique Suárez de Deza: La dama salvaje.

5.- Elementos de la Renovación Teatral
Crítica: Miguel de Unamuno: Fedra.
Fedra, representada en Madrid, casi privadamente primero, 1917, y luego ante el público general, en 1924, es, con las palabras del autor “una modernización de la de Eurípides o, mejor dicho, el mismo argumento de ella, sólo que con personajes de hoy en día, y cristianos, por lo tanto, lo que la hace muy otra”. En cuanto a su escenificación, añade: “Esta Fedra puede representarse con la misma escena para los tres actos, consistiendo en una limpia sábana blanca de fondo –que simboliza un cuarto- una mesa de respeto y tres sillas, para que puedan sentarse, si lo creen alguna vez de efecto, los actores, y vestidos éstos con su traje ordinario de calle”. Unamuno no ve el teatro como cuadro; sus personajes pueden hablar en la oscuridad y eso le entrega muchas herramientas a un director avisado.
Ramón del Valle-Inclán: El embrujado.
Ramón Gómez de la Serna: Medios seres.
Federico García Lorca: Yerma.

ENRIQUE DÍEZ CANEDO. Teatro Impreso.

“A la página impresa tiene que acogerse el teatro si quiere vivir…”
Enrique Díez Canedo.

ENRIQUE DÍEZ CANEDO. ArtÍculo Primer Acto.




Entrevista a Jose Luis Gómez, fragmentos

FRAGMENTOS:
"Me ha fortalecido en una convicción, y es que la flor más alta es la que aparece casi al final, después de no haber cejado nunca en el trabajo, cuando ya evidentemente la fuerza física y toda la gracia de las primeras flores ha desaparecido. La dedicación irrestricta, el respeto inmenso, inmenso –algo que está en Zeami y que es asimilable- hacia lo adquirido, hacia ese bagaje transmitido y puesto a prueba, porque la obra de Zeami es una gran recopilación y una puesta a prueba, eso lo ha probado y lo está probando cada generación. Y yo creo que también en el No se conserva lo más valioso y se va dejando, soltando, lo menos valioso. Zeami es un Stanislavski, un fundador. Es coetáneo de Calderón, prácticamente.
(...)
...ese concepto de Czelaw Milosz, el premio Nobel polaco, que en los ochenta publica un libro extraordinario sobre esa situación de rehén del intelectual lúcido, de rehén irrestricto, de un pensamiento de izquierdas indiscriminado.
(...)
El hecho actoral está determinado por un movimiento básico de la conciencia humana y del ser humano, que no es privativo del teatro, que está en las grandes tradiciones religiosas o de evolución personal. De lo primero que se da uno cuenta es de que el ser humano tiene una tendencia enorme a lo manifestado, lo externo, la presencia del otro. Y tiene de lo que está dentro de sí, de él mismo, muy poca conciencia, muy poca."
(Jose Luis Gómez)

EN:

domingo, 4 de marzo de 2012

RAFAEL CANSINOS ASSENS. Biografía.




Rafael Cansinos Assens



Para visitar la cronología de Cansinos Assens, aquí.
Biografía: aquí, y allí. Poemas: acá.

RAFAEL CANSINOS ASSENS. "Un concepto de teatro"



"(...) estancamiento de nuestra escena en el naturalismo. Así para Rafael Cansinos Assens la cultura racional que ofrece el naturalismo llega a desnaturalizar el teatro de su carácter de mistificación y delirio orgiástico, infiíndiéndole cualidades racionales de verosimilitud, hasta convertir la obra escénica en libro:

"El teatro de la naturaleza, aunque parezca una reacción al origen instintivo, en realidad no es sino una rebelión contra lo falso de la escena, un conato racional y lógico. Pero cuando se intenta trasladar el teatro a la zona de la verdad, lo que se hace es negarlo y condenarlo. Porque la esencia del teatro es la ilusión. De esta suerte, el teatro se convierte en un género literario híbrido, que no tiene la belleza tranquila del libro ni la virtud dinámica y patética de los verdaderos espectáculos.""


Fragmento del artículo La crisis teatral de los años 20, de Mar Rebollo Calzada.

RAFAEL CANSINOS ASSENS. "La huelga de los poetas" (introducción y primeras páginas)

 -pincha en la imagen para acceder-

Fragmentos introducción:
"Las empresas periodísticas finiseculares tenían dos opciones de contratación: ofrecían a los trabajadores firmar sus colaboraciones y no percibir ningún ingreso, porque ya la firma era suficiente pago, o hacer trabajo de reportero y obtener un sueldo miserable. Cansinos sólo tuvo a su alcance la segunda opción, única posibilidad de salir de la vorágine bohemia en la que estaba entrando en ese periodo juvenil de su vida. Lo más habitual es que este tipo de escritor-periodista novel se adocenase en la mesas de redacción y  abandonase tarde o temprano el sueño literario. Pero no ocurrió con Cansinos, que reivindicó siempre su condición de poeta frente a la de periodista, simple medio de subsistencia para él, y que se convertiría en uno de los escritores más fecundos del periodo (...) La huelga de los poetas deja constancia del final de la relación de Cansinos con el periodismo, entonces como hoy arma de manipulación en manos de los poderosos, y muchas pistas de los motivos de su paulatino apartamiento de las tertulias y de la actividad literaria pública, de la que esperó un reconocimiento que nunca acababa de llegarle, cuando «debería
pesar algo más en la balanza del destino». Falleció en 1964, pero ya en 1918 había publicado su testamento literario, El divino fracaso, que Jorge Luis Borges resumió en 1925 como «la perfecta confesión de todo escritor» . Muchos años después, un Borges ya en la cumbre de su fama, dijo que «Cansinos comprendió que el fracaso es más rico que el éxito». Y, sin embargo, ahora parece que le ha llegado el momento de tener también su página en la Historia, con mayúscula, de la Literatura Española, después de muchísimos años en «ese paraíso encantado de los poetas muertos"

sábado, 3 de marzo de 2012

RAFAEL CANSINOS ASSENS. La libertad (ambiente teatro) / Una mujer sin importancia (derechos - O. Wilde)



RAFAEL CANSINOS ASSENS. Muerte de Valle-Inclán

RAFAEL CANSINOS ASSENS. El imán del teatro / Estrenos / Crítica




RAFAEL CANSINOS ASSENS. La Jolie Vampa / Olimpia d´Avigny


RAFAEL CANSINOS ASSENS. Su idea de teatro.







Fragmento del artículo de Dru Dougherty y María Francisca Vilches de Frutos: Carnaval y teatro: de Cansinos-Asséns a Valle-lnclán, pasando por el teatro comercial. El resto del artículo se puede leer aquí.

Resumen: 
 
El concepto de teatro de Cansinos iba contra la corriente aristotélica del momento que veía en el teatro una “escuela de costumbres”. Para Cansinos Assens tanto las ideas como la moralidad eran ajenas al teatro genuino: cuya esencia consiste en conmover a una masa, como en los antiguos ritos.  Como fenómeno orgiástico el teatro comparte rasgos en común con el carnaval: “son dos término afines, uno y otro se derivan (…) de una misma voluntad de exaltación (…) comunión de los sentimientos simpáticos que avivan la plenitud humana (…) anhelo de superar la realidad mediante la máscara elegida”.
Cansinos Assens pensaba que vivía los últimos momentos del teatro como “efusión simpática”, debido a que se extinguía por el influjo del teatro racionalista de Occidente.  Refugiado en los libros el teatro daba señales, no de vida, sino de extinción: “el teatro desaparecerá como desaparecieron los antiguos misterios y como está en vísperas de desvanecerse el carnaval”, por culpa de la razón crítica, “lo propio del espectáculo escénico es abolir esta facultad crítica, elevar el índice de los entusiasmos generosos y forzar el asentimiento unánime. Cuando la obra escénica no logra este fin, es porque se la ha desnaturalizado, se la ha equiparado al libro, se la ha convertido en una novela declamada”
Cansinos se refugia en el carnaval, al que considera de ímpetu “delirante y orgiástico” (carencias de la sociedad), “un gran teatro libre” que supone un ataque contra los instintos que reprime la sociedad española. “Esos hombres que se embadurnan con las heces del carnaval, son los clientes del teatro, sus adoradores y sostenes”, en cambio, sus enemigos, son aquellos partidarios del teatro de ideas o del teatro realista.
Cansinos,  apartándose de la crítica de su día, nombra al teatro como “un carnaval diminuto en que el hombre aprende a burlar las condiciones fatales de su existencia”. 
Tanto el carnaval como el teatro tienen una tendencia a "contrahacer la realidad" (nombrarla y crearla de nuevo)

RAFAEL CANSINOS ASSENS. Crítico militante

-pincha en la imagen para acceder al artículo de J. M. Martínez Cachero: Rafael Cansinos-Assens, crítico militante-


Fragmentos: 


"No fue Cansinos universitario (ni siquiera acabó el bachillerato), pero nunca se produjo a lo bohemio ignorante que se paga de su nulo saber;  «la bohemia -escribiría- es un estado aventurero y precario, propio para los falsos artistas que sólo aspiran a los júbilos materiales del triunfo. Pero el joven que tenga una seria intención, emancipada de la premura del tiempo, ignorante de lo que es triunfar, únicamente ávida de cumplirse aunque sea en el secreto, debe cimentar su porvenir sobre la ancha base de un trabajo honesto». Como gran trabajador, trabajador honesto y a su aire, se nos presenta Cansinos Assens."

"Pertenece Cansinos a la promoción de críticos literarios que sigue cronológicamente a la de «Clarín», Valera y doña Emilia Pardo Bazán; algunos de sus coetáneos compañeros de «sacerdocio» se llaman: Eduardo Gómez de Baquero, Andrés González Blanco, Julio Casares, Enrique Díez-Canedo, José Francés o el venezolano Rufino Blanco Fombona"

"Quedan así enfrentadas dos modalidades a la sazón existentes: la nueva y la vieja crítica, una que abre horizontes y otra que se complace en la seca literalidad de lo escrito. Tal las entiende Cansinos Assens, adherido fervorosamente a la primera de ellas, practicante de «la crítica literaria en la amplitud a que la han elevado los nuevos críticos modernistas, como criticismo más bien que como crítica, en el sentido de fructuosas peregrinaciones al través de los libros», y resuelto enemigo de la segunda, por entonces personificada en Julio Casares, en su escandalizadora Crítica profana -1916-: «Cuando la crítica se ha hecho interpretativa y lírica y rebuscadora de bellezas, viene Casares a resucitar el antiguo espíritu de negra intransigencia, el sectarismo gramatical de aquella antigua crítica que era una suerte de Santo Oficio para los escritores que, al crear belleza o pensamiento, tropezaban en la piedra de estorbo de la palabra. Nada más fácil que ejercer esa crítica de gerundios y galicismos».
     Indudablemente el Modernismo estimulaba la práctica de una crítica subjetivísima, basada en personales e instantáneas impresiones del crítico-lector para cuya formulación brindaba una cierta abundancia de expresiones y vocablos hasta la fecha no usados en ese menester. Había, desde luego, el riesgo de la vaguedad palabrera, el peligro de la digresión lírica lejos y fuera del volumen materia de comentario. Poco más tarde, Casares se defendería atacando del siguiente modo: «Al reclamar objetividad en la crítica, quiero decir que no me satisfacen esos lirismos floreados, esas fosforescencias subjetivas, esas vacías sonoridades verbales, cercanas muchas veces (dicho sea con perdón) al camelo vulgar, que obran como vapor de cloroformo sobre la inteligencia de los lectores y que, a beneficio de su vaguedad cautelosa, son aplicables a todos los libros y no son aplicables a ninguno. Prefiero la impugnación franca y concreta, que revela estudio de la obra y aprecio de autor, al más selecto ramillete de generalidades laudatorias»."

"Habida cuenta de la modalidad a que Cansinos se acoge teórica y prácticamente no debe extrañar su entendimiento del crítico como «un creador que discierne» como «un lírico que expresa sus emociones íntimas» (…) operando sobre la obra ajena, «extrae [de ella] una belleza nueva [...], alargando la línea de las intenciones, abriendo los cálices que el poeta de torpe vuelo [...] dejó cerrados, expresando en una voz franca lo que en la obra son infantiles balbuceos, confiriendo, en fin, a la creación artística su plena pubertad».No resulta, por tanto, la crítica un quehacer secundario, ni quien la ejerce es un peón de segunda fila en la república de las letras.
¿Qué normas presidirán la actuación de la persona voluntariamente metida a crítico? Aparte de las consabidas de afición, documentación y sensibilidad, Cansinos Assens enuncia las siguientes: «Debe hacer su examen de conciencia ante la belleza universal [...], insensible al elogio y a la censura, él, que censura y elogia. Debe revestirse de una incontaminada inviolabilidad [...]. Debe asumir la serenidad de los cánones [...]. Debe estar lejos de todos (…) temeroso de ser tachado de arbitrario e injusto, temeroso de ser ciego para la más pobre belleza, (…) conciliar su criterio absoluto con las realidades relativas, torturado como el poeta que busca la más difícil rima y no quiere defraudar su inspiración». (…) De todas las amarguras que puede sufrir un crítico, la más grande es este temor a no ser comprensivo; y de todos los reproches que puedan hacérsele, el más terrible es éste de no haber comprendido una obra de arte [...]. No haber comprendido una intención artística, no haber sido más perspicaz y fino."

"(…) ha recibido el libro titulado Los problemas de España, obra de don Javier Gómez de la Serna, y consciente de su obligación de crítico se justifica por anticipado declarando: «¿Qué podría decir yo de un libro grave y profundo como éste, sereno espejo para las ideas; yo, que sólo amo las formas bellas y engañosas? Por un esteticismo consciente y definitivo, ha ya tiempo que encontré la fórmula de mi antiintelectualismo y limité mi contemplación al aspecto bello y formal de las cosas. En un libro, como en un discurso, me interesa su aspecto literario, ornamental y extático. ¡Salve a la belleza serena y plácida, sin ideas, que fluye tan serenamente hacia el olvido, seguida de un cortejo de veladas imágenes!»."

"(...) [refiriéndose a la crítica de Cansinos] empleo de términos insólitos en el ámbito de la crítica; lo que se ganaba, a veces, en color y alegría era muy posible se perdiera, porque el procedimiento engendra viciosa hojarasca, en justeza y precisión [ver crítica a Unamuno] (...)
Párrafos largos, sin apenas punto y aparte, con andadura oratoria; y, también, divagaciones cuya relación con el tema entonces tratado resulta escasísima por no decir nula. A veces, ocupándose de novelas y novelistas, Cansinos Asséns «argumentiza» demasiado, quiero decir: alarga con manifiesto exceso la referencia al asunto de su obra, lo que casi nunca es necesario para un más cabal entendimiento de ella.Gusta nuestro crítico de relacionar entre sí autores contemporáneos, ya buscándoles parecidos de matiz, ya haciéndoles convivir en una misma tendencia o escuela; en la serie La nueva literatura quedan testimonios fehacientes de esta costumbre que exige a quien la practica fina percepción y no pequeño conocimiento, y pide a su lector requisitos por el estilo: «El crítico, como el poeta, procede por analogías, y el nombre de un escritor evocado a propósito de otro suele ser en sus labios una metáfora, como la del poeta que compara el cielo con el mar [...]. Por lo demás, hay también parangones impuestos por la época»."

"(…) un crítico que fue, ante todo, un literato pleno si por literato debemos entender el que vive la literatura. Merecía ser examinado en sus caídas y en sus excelencias; merece que se le tenga en cuenta a la hora de estudiar la crítica inmediata posterior a «Clarín»; no merece, desde luego, el olvido en que su nombre yace."