lunes, 14 de febrero de 2011

Nosotros los vivos


ANTECRÍTICA

"NOSOTROS LOS VIVOS" de SALADINA JOTA
(Los muertos son inofensivos)

por Habaguanex

La sala Garcia Lorca de la RESAD se teñirá de rojo sangre.

La propuesta escénica de la Dramaturga Saladina Jota, será la portadora de todos los ingredientes necesarios para que en pleno siglo XXI asistamos al estreno de una tragedia en toda regla. El próximo 14 de febrero a las 12:30 am, dentro del programa de representación de obras escritas por los futuros egresados del curso 2010-2011, en la especialidad de Dramaturgia, se nos permitirá que la magia de un texto, en mi opinión impecable nos cautive.
Conseguir que una propuesta teatral trágica, que además cuenta una historia pasada inspirada en raíces bíblicas, atraiga el interés del espectador de hoy, es todo un reto. Las características y modos de vivir nuestros, nos hacen ver las grandes obras literarias y dramáticas de la antigüedad arcaica y reciente, como indiscutibles piezas artísticas, pero con una visión arqueológica y museística sobre las mismas. Solo los nuevos montajes y concepciones de puesta en escena, así como las virtuosas excelencias interpretativas, nos resultan dignas de novedad y elogio presente.En el caso del texto que nos ocupa, su autora ha sido capaz de mostrarnos una gran vigencia y cercanía. La inserción de elementos terribles, pertenecientes a la historia contemporánea de la humanidad, impiden que nos acerquemos a él de una forma únicamente anedótica. En ella impera el hermosísimo lenguaje empleado, en una bella y a la vez horrenda historia, que con el solo hecho de ser leída nos predispone favorablemente para asistir a su representación. Concluyendo entonces, que si está tan viva la fábula en la palabra escrita, cuánto más no lo estará, convertida en texto declamado y matrimoniado con la práxis. De igual modo Saladina, es capaz de transportarnos a bellos parajes tan solo con la imaginación, a partir de unas formas descriptivas absolutamente excepcionales. La autora, nos deja un mensaje, si bien duro, también hermoso. Hay esperanzas mientras exista el sacrificio humano en pos de preservar la justicia para con su semejante.

La tragedia del presente

Me pregunté al conocer el argumento de esta obra ¿Por qué no una tragedia de temática actual?. “Me he inspirado en la mitología bíblica porque es mi cultura, a ella pertenezco”, me responde Saladina. Y tiene razón, podemos transmitir de mejor y más eficaz modo lo que nuestra referencia más cercana nos aporta. Es imposible plasmar con auténtica verdad algo que nos es demasiado ajeno. Podemos intuir, elucubrar, pero la inspiración tiene que ser familia de nuestra vida.Un ejemplo del acercamiento de Saladina al público que contemplará una historia lejana, es el que inteligentemente utiliza, incluyendo el calificativo de El jinete amarillo al personaje más sanguinario de su obra. Este nombre da título a una de las novelas más sangrientas concebidas en el siglo XX, escrita además por su propio protagonista, el escritor Boris Savinkov, que fue responsable de los asesinatos más espectaculares a funcionarios imperiales entre 1904 y 1905, y quien los plasmó inescrupulosamente en dicho documento. Este testimonio es hoy, un símbolo de la barbarie humana. El mismo provinene paradójicamente de un hombre líder en la lucha para la organización de Partido Socialista Ruso.Con estrategias cómo esta, la autora nos dice que despertemos, que La tragedia de la humanidad no ha acabado, siguen sucediéndose los capítulos y las sagas, pero somos incapaces de darnos cuenta, o peor aún, no queremos. A pesar de que somos de un modo u otro, personajes de la misma.

Inquietudes de los autores.

Es imposible la omisión por mi parte al estar delante de una obra de arte, el cuestionamiento sobre cuáles han sido los motivos que despertaron la inspiración de su creador, ¿qué se propone transmitir, cual o cuales novedades cree que aporta, en este caso, al género teatral más antiguo de occidente?. Fue así que mi pregunta surgió nada más tener delante a la Dramaturga. “No pretendo ser novedosa, no es eso lo que busco al escribir mis obras”. Me responde sin vacilar. Le insisto que todos los artistas quieren y pretenden aportar algo, a lo que Saladina me contesta: “Yo no quiero ser artista, deseo ser una profesional que sea capaz de contar historias de forma eficaz. “Mi respeto a los artistas es enorme, para serlo es necesario muchísimo estudio, y me es muy difícil porque también quiero vivir”.Más adelante en la entrevista, la artista de una fuerte personalidad, me revela que ha elegido la tragedia como colofón de su etapa de estudiante de Arte Dramático, ya que es el resultado de un interés casi innato en ella por el tema de la violencia entre los seres humanos. No concibe por qué tras siglos de existencia, no somos capaces de evolucionar como hicimos en el terreno biológico, científico y cultural. ¿Por qué aunque incapaces de agredir a otros en muchos casos, también lo somos para solidarizarnos con el que es víctima de la brutalidad y la injusticia, será que por mucho que nos empeñemos, en gran medida conservamos ese instinto animal, pero que a diferencia de ellos que matan para comer, nosotros lo hacemos por egoísmos, ambiciones y banalidades? A todo esto recibo la respuesta de nuestra autora: “La única posibilidad para explicarlo, es que el que ejerce la violencia esté mutilado emocionalmente” “No he entendido jamás, cómo alguien que ha sido víctima, se convierta en verdugo luego, el ejemplo de los judíos es una prueba feasiente de ello” concluye.

Una Catársis necesaria.

En los modélicos estudios de la Poética Aristotélica, su autor nos insiste en el objetivo y finalidad de la tragedia. De él sabemos que toda obra trágica debe provocar en el espectador un profundo estremecimiento, experimentándolo a través de la compasión y del temor. Viendo de este modo, que no es absolutamente imposible que él, o alguien cercano sentimentalmente hablando, sufra una situación semejante. Es decir hacerlos mejores personas.Según estas pautas sería interesante cuestionarse la función que tendría para el espectador actual la tragedia, y el objetivo final que respecto a ella tiene su autor. La Dramaturga nos revela de forma contundente su visión de Catársis moderna: “Quiero que en el espectador de hoy surja la reflexión al contemplar una obra, en la que el historial violento del hombre, ha engendrado aún más violencia. Que llegue este mensaje a su cerebro, y se conecte directamente con sus entrañas, con la parte más humana”. He entendido en las palabras de la autora, que la finalidad de su obra es, que en “Nosotros los vivos” haya un despertar de conciencia, y reconozcamos que en el mejoramiento humano está el triunfo del llamado “Homo sapiens”.
Habaguanex

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