viernes, 5 de noviembre de 2010

Arthur Stace. Mr. Eternity.


Arthur Stace fue un hombre que buscó durante su vida la salvación de la humanidad. Alcohólico reformado, convertido en predicador evangelista, nació en 1884 en Balmain, barrio deprimido de Sydney, Australia. Hijo y hermano de alcohólicos pasó la mayor parte de su niñez vagabundeando para intentar huir de la violencia paterna, comiendo lo que robaba o cogía de la basura. A los doce años su tutela pasó a manos del Estado, lo que no evitó su temprano alcoholismo y su primer ingreso en prisión a los quince años. De complexión menuda, a los veinte trabajaba llevando bebida al burdel que regentaban sus hermanas y a diferentes casas ilegales de juego, además de participar en bandas organizadas dedicadas al robo de apartamentos. Fue enviado a Francia en la primera guerra mundial como camillero y regresó gaseado, llegando a vivir de la limosna y consumiendo alcohol desnaturalizado.
     A medio camino entre Bukowsky y Henry J. Darger, en 1930 asistió, junto a otros indigentes, a una homilía evangélica a cambio de té y un bollo, experiencia que dio un giro de 180º a su vida. Empezó a trabajar en el servicio de limpieza municipal y contrajo matrimonio a los cincuenta y siete años. Dos años más tarde, encontró su misión en un sermón del pastor Jhon G. Ridley, que llevaba por titulo “Los ecos de la eternidad”. A partir de ese momento, el analfabeto de Stace escribió más de medio millón de veces la palabra Eternity por todas las calles de Sydney con elegante cursiva inglesa. Murió en 1967. Nunca buscó la fama, ya que consideraba su campaña una misión evangélica.
     Bien pudo haber sido el hombre que presentó a Andy Warhol y Jean Michel Basquiat, perteneciente al art brut, antecedente claro del arte callejero, su palabra Eternity se ha convertido en icono popular de la ciudad de Sydney, donde monumentos, documentales y óperas mantienen viva su memoria. 
     Arthur Stace, un hombre que buscaba la salvación y acabó encontrando la eternidad.



Irene Ochoa




1 comentario:

ZIGMAT dijo...

La redención a golpe de ratón...