jueves, 13 de enero de 2011

Comentario

" En este país"

Este artículo fue publicado en La Revista Española del 30 de abril de 1833, bajo el seudónimo de Fígaro। Nos refleja las costumbres de la gente principios del XIX। La queja sistemática de los habitantes de un país que a pesar de estar atrasado tecnológicamente en comparación al resto de Europa, ha avanzado hacia la modernidad a pasos agigantados en las últimas décadas। En el escrito prevalece la autocrítica social y la ironía.


A modo de introducción, el artículo hace una reflexión sobre esas frases, que aparecen y se instalan en el acervo popular sin que se pueda detectar ni su origen ni su significación। En estepaís… es la frase que sirve de muletilla para excusar la pereza o dejadez propia, echando las culpas fuera. Larra reflexiona barajando distintas hipótesis sobre el origen de esta frase, hasta dar con lo que es para él “la causa verdadera de esta humillante expresión”.


Para ejemplificar la utilización de esta frase, recurre al diálogo con su amigo Don Periquito, que hace patente todas las posibles situaciones propicias para su uso। Por otra parte enriquece el diálogo añadiendo sus pensamientos internos que calla hacia don Periquito pero comparte con el lector.


Larra hace una dura crítica hacia todo ese sector de la sociedad, que por ignorancia y necedad, no valora el patrimonio nacional y cree que todo es mejor en el extranjero a pesar de no haber viajado nunca. Finalmente nos alecciona sobre una actitud negativa que debe erradicarse para comenzar a ser un país que mire hacia el porvenir con dignidad.


Párrafo

“¿Lo ve usted, Fígaro? -me dijo-: ¿Lo ve usted? En este país no se puede escribir. En España nada se vende; vegetamos en la ignorancia. En París hubiera vendido diez ediciones.
-Ciertamente -le contesté yo-, porque los hombres como usted venden en París sus ediciones.
En París no habrá libros malos que no se lean, ni autores necios que se mueran de hambre.
-Desengáñese usted: en este país no se lee -prosiguió diciendo.
«Y usted que de eso se queja, señor don Periquito, usted, ¿qué lee? -le hubiera podido preguntar-. Todos nos quejamos de que no se lee, y ninguno leemos.»
-¿Lee usted los periódicos? -le pregunté, sin embargo.
-No, señor; en este país no se sabe escribir periódicos. ¡Lea usted ese Diario de los Debates, ese Times!
Es de advertir que don Periquito no sabe francés ni inglés, y que en cuanto a periódicos, buenos o malos, en fin, los hay, y muchos años no los ha habido.
Pasábamos al lado de una obra de esas que hermosean continuamente este país, y clamaba:
-¡Qué basura! En este país no hay policía.
En París las casas que se destruyen y reedifican no producen polvo.
Metió el pie torpemente en un charco.
-¡No hay limpieza en España! -exclamaba.
En el extranjero no hay lodo.
Se hablaba de un robo:
-¡Ah! ¡País de ladrones! -vociferaba indignado.
Porque en Londres no se roba; en Londres, donde en la calle acometen los malhechores a la mitad de un día de niebla a los transeúntes.
Nos pedía limosna un pobre:
-¡En este país no hay más que miseria! -exclamaba horripilado.
Porque en el extranjero no hay infeliz que no arrastre coche.
Íbamos al teatro, y:
-¡Oh qué horror!- decía mi don Periquito con compasión, sin haberlos visto mejores en su vida- ¡Aquí no hay teatros!
Pasábamos por un café.
-No entremos. ¡Qué cafés los de este país! -gritaba.
¡Se hablaba de viajes:
-¡Oh! Dios me libre; ¡en España no se puede viajar! ¡Qué posadas! ¡Qué caminos!”.

Revista Española, n.º 51, 30 de abril de 1833. Firmado: Fígaro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

esto que eeeeeeeeees!