domingo, 2 de enero de 2011

Ya soy aceptado.



De pequeño mi padre me apuntó a jugar a fútbol, era la ilusión de su vida. Su hijo pequeño se podría convertir en un gran futbolista. Yo no me podía imaginaba ir vestido de corto y menos correr detrás de un balón. Mi ilusión era totalmente opuesta a la de mi padre. Yo prefería ponerme unas zapatillas de ballet o subirme a un escenario para fantasear siendo un pirata, un astronauta, un campesino o el chico guapo de la protagonista. ¡Yo quería ser aceptado!
Más tarde otro dilema, cuando ya había conseguido tener una novia formal de repente uno va y se fija en el vecino de enfrente. En estos momentos te das cuenta de que las reglas o normas que te han inculcado no sirven para nada. Nos forman en una sociedad donde no nos enseñan una guía para ciertas situaciones. Aunque ahora desde hace unos años supuestamente han implantado nuevas leyes para igualar estas situaciones. De repente, ¡Ya soy aceptado!
A veces deseé ser heterosexual y actué como si lo fuera, no era porque mi homosexualidad me hiciera infeliz sino porque creí que era la única manera de sobrevivir en medio de los prejuicios de la sociedad. Me dañaba ver como a muchos niños de mi edad algunas personas se sientan con el derecho de burlarse, despreciarlos e incluso agredirlos tan sólo porque eran diferentes de ellos.
En la actualidad en nuestro país ya nos podemos casar e incluso podemos adoptar niños. Un nuevo avance para la normalidad. Incluso ya podemos ser militares tranquilamente en los Estados Unidos, ya me puedo imaginar a todos vestidos de soldaditos. Y que se piensan que ahora todos los soldados gays Americanos van a ir con pelucas o se van a poner tetas.
Pero con la iglesia hemos topado. No tienen suficiente con el apoyo a la vida y a la familia que su cacique Benedicto XVI al visitar la ciudad de Barcelona declaró “El amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural". Aquí viene mi gran duda:
¿No puedo proporcionar amor generoso?
¿No soy Natural?
Una cosa es que digan que los homosexuales en general son superficiales o promiscuos, y otra que nos tachen de artificiales o de no naturales.
Mientras que aún en ocho países pueden ser condenados a cadena perpetua, en Polonia está prohibida la promoción de la homosexualidad o cualquier otra desviación en los centros educativos. Pero, yo ya soy aceptado.

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