Dionisio llama ¿Hay alguien?
Ya los griegos lo sabían muy bien; cuando despierta la primavera y el sol acaricia las blancas pieles del invierno, las hormonas corretean desenfrenadas batiendo la sangre. El impulso se impone a la razón y lo más sano para el ser, es ser consecuente con la naturaleza ¿Cómo? Embriagándonos durante días y noches; vino, teatro y desenfreno. Dando rienda suelta al instinto hasta culminar en la liberadora catarsis. Ese es el espíritu, legado de los dioses que debe permanecer vivo en toda persona que se considere digna de pertenecer al mundo del arte. Nada de opacos seres de gafas, encerrados en un cuarto frente a una pantalla, memorizando nombres y fechas, bajo la tiranía del saber.
No era esto lo que predicaban los sabios griegos, no era esto señores.
Basta de dobletes de cándidas historias de musical, ¡Pongámonos de acuerdo! Basta de absurdas exposiciones de “No tengo ni idea de cómo se hace y tiro porque me toca”. Basta de: te explico lo mismo que leo, frase por frase, párrafo por párrafo, que el libro solo tiene 438 páginas, ya terminamos. Basta de pasar el clásico lunes escuchando la ideología de la caspa ¡Si Calderón lo oyera, que deshonra! Y basta de visionados eternos que una y otra vez ponen a prueba mi capacidad de estar despierta. Basta señores, basta de blogs sin ángel por la velocidad.
Dionisio me llama y lucho entre mis obligaciones intelectuales y las de mi espíritu, ¿A quién serle fiel sin morir en el intento? Cuanto de todo esto no es una mera excusa para justificar una vida que no necesita justificación para ser. Déjame Dios del vino y del infierno que golpeas mis sienes desde dentro, tengo que encerrarme a escribir para que los sabios de hoy tengan material de desecho.
ÁNGEL DE AZA
Ya los griegos lo sabían muy bien; cuando despierta la primavera y el sol acaricia las blancas pieles del invierno, las hormonas corretean desenfrenadas batiendo la sangre. El impulso se impone a la razón y lo más sano para el ser, es ser consecuente con la naturaleza ¿Cómo? Embriagándonos durante días y noches; vino, teatro y desenfreno. Dando rienda suelta al instinto hasta culminar en la liberadora catarsis. Ese es el espíritu, legado de los dioses que debe permanecer vivo en toda persona que se considere digna de pertenecer al mundo del arte. Nada de opacos seres de gafas, encerrados en un cuarto frente a una pantalla, memorizando nombres y fechas, bajo la tiranía del saber.
No era esto lo que predicaban los sabios griegos, no era esto señores.
Basta de dobletes de cándidas historias de musical, ¡Pongámonos de acuerdo! Basta de absurdas exposiciones de “No tengo ni idea de cómo se hace y tiro porque me toca”. Basta de: te explico lo mismo que leo, frase por frase, párrafo por párrafo, que el libro solo tiene 438 páginas, ya terminamos. Basta de pasar el clásico lunes escuchando la ideología de la caspa ¡Si Calderón lo oyera, que deshonra! Y basta de visionados eternos que una y otra vez ponen a prueba mi capacidad de estar despierta. Basta señores, basta de blogs sin ángel por la velocidad.
Dionisio me llama y lucho entre mis obligaciones intelectuales y las de mi espíritu, ¿A quién serle fiel sin morir en el intento? Cuanto de todo esto no es una mera excusa para justificar una vida que no necesita justificación para ser. Déjame Dios del vino y del infierno que golpeas mis sienes desde dentro, tengo que encerrarme a escribir para que los sabios de hoy tengan material de desecho.
ÁNGEL DE AZA
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