In memorian. De: Cecilia Guelfi y Alejando R. Sánchez. Dirección: Romina Medina y Aristeo Mora. Elenco: Cristián Vázquez, Alejandro Domínguez, Miguel Sepúlveda, Jesús Melen, Guille de los Santos, Paula Ruiz, Beatriz Fernández, Irene Serrano y Marta Naharro.Escenografía: Pilar Peñalosa. Iluminación: Maite Agorreta. RESAD. Sala Valle-Inclan. 29 de Noviembre 2011.
Un velorio donde ninguno de los presentes conoce al muerto, pero todos tienen la obligación de estar ahí. Con este marco los dramaturgos Cecilia Guelfi y Alejandro R. Sánchez abordan un complicado tema del que salen airosos gracias al ritmo, la hilaridad e incluso a los momentos poéticos que resplandecen en distintos lugares del texto.
Al entrar vemos que el espacio ha sido modificado. Algunas mesas y lamparillas se esparcen por el lugar. Estamos en un café concert o un teatro de variedades, vemos a los actores vestidos entre toques circenses, intentando aprenderse un papel y entender sus intenciones. Escuchamos a un prologuista que nos narra una graciosa historia que nos hace el momento más ameno mientras nos sentamos. La propuesta del espacio es agradable. La cuarta pared nunca se produjo. La metateatralidad: Una representación dentro de la representación, nace desde el primer minuto y se construye en distintos espacios repartidos por la sala. Desde este importante efecto se desarrolla la correcta dirección de Romina Medina y de Aristeo Mora, y que nos lleva del personaje al actor en distintos y logrados momentos claves de la obra.
La dirección y el elenco pareciera que se entendieron de inmediato y de un modo adecuado. Las actuaciones correctas y sólo forzadas en unos pocos momentos no afectaron en demasía el tono general del montaje.
La escenografía, sin embargo, fue el mayor acierto. Un espacio que en el papel parece frío –un velatorio- lo transformaron en algo festivo. El decorado, como por ejemplo un ataúd, lo dotaron del extrañamiento necesario que nos prohibió entrar en el psicologuismo de los personajes o en la veracidad de la acción. Concibieron tanto el patio de butacas como el escenario como un único espacio, entregándonos esa sensación de que nosotros también somos cómplices del engaño que se desarrolla en la trama de la obra.
Por lo tanto, “In Memorian” es una obra que se mantiene erguida en todo momento conquistando nuestra atención. Conduciéndonos por un agradable camino que nos señala nuestro comportamiento, nuestro mundo, el teatro, y todo el juego que hay en el.
P. Ugrumov
No hay comentarios:
Publicar un comentario