viernes, 22 de junio de 2012

¡Valle vive en la RESAD!



Ligazón. De: Valle- Inclán. Dirección: Mathilde Rambourg. Dramaturgista: Javier Hernando Herráez. Coreografía: Xenia Sevillano. Elenco: Haizea Águila Mínguez, Javier Carramiñana, Pablo de la chica, Elena Espacia Pinar. Música: Facundo Devitto Mokotoff. Espacio Escénico: María Carvajal. Iluminación: Rodrigo Alonso Miranda. Vestuario: Antonio Jiménez. Sala García Lorca. RESAD.

Dado el carácter de las obras del autor, tuve la sensación de revivir a un Valle Inclán, que muchos han buscado sin éxito. Pero que aquí en esta sala de la escuela y bajo esta versión y esta visión fresca, original y contemporánea, ha sido posible saborear la dramaturgia de este gran autor español.
            Tanto los elementos de actualidad, como podrían ser esta especie de vinilos semitraslúcidos que hacen de pared y que separa al público de forma singular, como el suelo de tierra oscura casi negra en contraste con ese juego de luces que entran en diagonal formando colores, hacen del conjunto una apuesta radiantemente actual y con un ritmo a todas luces conseguido.
El público miraba como sólo se pueden mirar las obras de Valle, desde el desconcierto risorio y desde el humor negro del dramaturgo, que parecía llegarnos con naturalidad y elegancia. Las escenas estaban perfectamente hiladas unas con otras, y la coreografía animal y teatral, llena de un erotismo difícil de transmitir, aunque conseguido sin la menor duda; ya que estaban cargados de una sensualidad animalesca que hizo soñar a más de un espectador, parecía que un pacto de sangre entre ellos envolvía de misterio el momento.
Los cambios de registro en la actriz Elena Espacia -que encarnaba a la madre- daban ese toque de humor tan desequilibrado de Valle y que junto a Javier Carrimiñona travestido y esbelto (con toda su horterada a cuesta), formaban un dúo casi esperpéntico, la esencia de la obra. Un acierto los cinco personajes de la obra. Un equilibrio en todos los elementos  reunidos y sobre todo una sensación final de que Valle sigue siendo grande y de que es posible extraer su esencia y adaptarlo a cualquier tiempo sin perder su naturaleza. La sensación de que en el escenario hay vida, es la principal razón por la que  merece ser visto este espectáculo.  

Juana Galgo Vereda

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