Molt soroll per no res (Mucho ruido y pocas nueces) De: William Shakespeare. Dirección: Oriol Tarrasón. Elenco: Bernat Quintana, Sergi Torrecilla, Guillem Gefäll, Mireia Illamola, Maria Ibars, Annabel Castan, Bàrbara Roig. Vestuario: Les Antonietes Teatre. Escenografía: Assad Kassab. Sala Muntaner. Barcelona.
Mucho ruido y pocas nueces es una
deliciosa comedia de enredo sobre el amor y el engaño, donde toda la gracia cae
en el lenguaje, lo que se dice y como se dice, más que en la acción o en la
trama. El talento, el refinamiento en la
ironía y causticidad, sobre todo en el caso de la protagonista, hacen que el
ingenio sea más tangible que el amor, un sentimiento que Shakespeare trata aquí
un poco a la ligera.
La compañía Les Antonietes Teatre
parte de desarrollar la comedia en el terreno de la frivolidad más deliberada y
acabar muy pasada de vueltas. Gritos,
gestos, acciones y tonos fuera de lugar marcan la pauta de Molt soroll per no res. No se trata de un todo me da igual
desconsiderado ni irrespetuoso, si no que se aproxima al clásico de
pasárselo bien.
La adaptación de la comedia de Shakespeare
tiene aciertos y algunos desaciertos. La juventud de los componentes de la
compañía es uno de los primeros, que le proporciona a la adaptación una
frescura y originalidad en la presentación y en la actuación de los actores. La
obra está adaptada a los tiempos más actuales, donde tienen cabida los móviles,
la televisión y una vestimenta militar más “contemporánea”. Además, se ha
intentado “desarrollar” algo más la trama original invirtiendo alguno de los
roles interpretativos, haciendo a algunos actores interpretar papeles femeninos
y a algunas actrices interpretar papeles masculinos, sumándole, si cabe, más
confusión al asunto.
Tampoco
faltan las muñecas en este entorno tan distendido. Una barbie y un Ken representan
la escena de la ventana entre los personajes Margaret y Borachio, que después
provoca el mal entendido y la fingida muerto del personaje de Hero, con una
solución eficaz.
Aunque se pasan un poco de la raya,
no se puede negar que los intérpretes
son simpáticos. Un elenco muy irregular, pero que sobresalen la pareja más atractiva de la
pieza. El Benedick que lo encarna Bernat Quintana, un crápula encantador, y
Beatrice una actriz que asume su personaje con ilusión. Finalmente nos hayamos ante un montaje donde
los actores han sido domesticados para este tipo de espectáculo.
Aleix Serra
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