sábado, 23 de junio de 2012

Política y teatro




Los excelentes varoresDe: Max Aub. Dirección: Manuel Bañez. Elenco: Alberto Hold, Juan Carlos Puerta, Jorge Riquelme, Roberto Tejedor, David Savioz. Escenografía: Antonio Jiménez. Coreografía: Xeria Sevillano. Sala García Lorca. RESAD. 

La política está ligada al teatro de una manera indisoluble. La política es, sin duda, gran parte de nuestro discurso diario y de nuestras vidas. Nos lleva a nuevos espacios y nos hace formar nuevas comunidades. Por lo tanto, lícita es la participación de la política dentro de la esfera del teatro como despertador de conciencia, pero uno debe de ser cuidadoso al tratarla y como premisa se debe de tener en cuenta que el discurso no aburra o no pierda a ningún espectador por el camino. Y este es el problema de los grandes temas en el teatro.
Los excelentes varones de Max Aub, es una obra que sucede en la Alemania nazi en donde las libertades y presiones sociales son demasiadas y cada una va destinada a fortalecer el poderío del Reigh. Dos agentes estudian persona a persona buscando a posibles desertores. Pronto se ven envuelto en la conspiración para silenciar a un científico que puede desmantelar sus planes.
El estudiante de dirección Manuel Bañez llevó a escena esta obra con un sentido estético apreciable, rescatando conceptos presentes en el texto y llevándolos a la puesta en escena en forma de movimiento (teatro gestual). La presencia de ese actor, que nunca dijo palabra, y que expresaba con el cuerpo el poder y la violencia, infringida por la policía de la época, fue un acierto del montaje. Aunque desde aspectos técnicos, los movimientos que realizaba se vieron un tanto forzados y sin la cualidad física necesaria para sostener el poder que señalaba. Denotando el cansancio del esfuerzo físico y la resistencia de un cuerpo poco preparado para ese tipo de acciones.
La escenografía a cargo de Antonio Jiménez tuvo el problema de generalizar y no de particularizar el lugar donde se desarrollaba la acción. Un mural repleto de fotos, que recordaba las innumerables masacres que han ocurrido en la historia actual del hombre no se presentó como algo preciso y digno de contar en este momento y lugar, sino como una excusa a la denuncia de cualquier sistema opresor. Dejando así la idea un tanto estéril y poco trabajada.
El texto de Max Aub es un texto complicado para cualquier director. Es un texto donde la palabra se llena de discurso e intención política. Y este es el punto en que se vio más débil el estudiante de dirección. Dotando a los actores de un tono de voz parejo y sin matices donde lo que primaba era la comprensión para el público del discurso empleado. Una lucha dialéctica interesante, pero que terminó siendo monótona por el mal uso de éste.
Por lo tanto, Los excelentes varones de Max Aub, se presentó como una obra con un desarrollo previsible. Y donde el uso estético del cuerpo humano fue lo más destacado. Llegando a regalarnos momentos poéticos y reveladores como cuando el policía, sobre una mesa, juega al golf con un peón como pelota.

P. Ugrumov

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